viernes, 21 de enero de 2011

Las injusticias de siempre…

Cuando uno es niño suceden cosas que uno no entiende demasiado por qué, pero que todos lo justifican diciendo que cuando seamos grandes lo comprenderemos. Llegamos a grandes y seguimos sin saber por qué pasan esas cosas, por qué los niños están en la calle, por qué unos le roban a otros, por qué la gente buena sufre y los malos son felices, en fin, por qué existen tantas injusticias…

Algunos dicen que “desde que el mundo es mundo” todo está así: perdido. Pero, ¿por qué no podemos creer y pensar que las cosas van a cambiar algún día? Que todos los niños tendrán un casa cálida en invierno y un lugar fresco en verano, que podrán ir a la escuela con “la panza llena y el corazón contento”, que la palabra “trabajo” solo la relacionen con sus padres y no con la actividad obligatoria en sus vidas para subsistir, que no pierdan la inocencia antes de tiempo y que la ilusión de futuro no sea incierta.

¿Pido demasiado? Yo creo que no, que, ¿si no nos preocupamos de la base cómo llegamos a lo alto de la pirámide? Si los niños de hoy son los hombres del mañana, deberíamos pensar en mejorar su presente y en otorgarles una mayor y mejor condición de vida. 

¿Qué fue lo que cambió en estos últimos años? ¿Qué pasó con la infancia?...
Es verdad que la sociedad no es la misma  pero, ¿qué nos perdimos en el medio?...

Intuyo que muchos de lo que lean estas humildes líneas pensaran que tengo un ideal de país que no existe, que me quedé en el “País de las Maravillas” de Alicia, pero a la vez creo que si el político de turno (y me refiero a todos sin ninguna bandera política) dejara de mirarse el ombligo para ver alrededor y darse cuenta de que hay que trabajar por el otro, si la sociedad toda nos hiciéramos cargo de que desde hace unos años hay cosas que han empeorado, que los valores han ido mutando y que desde nuestros lugares algo podemos hacer, tal vez se lograra llegar a mejorar algo.

Que tema, no?...

Aún así debemos festejar que existan instituciones intermedias, organizaciones sin fines de lucro y gente con muy buena voluntad y mucha generosidad (1) que se permita colaborar con el otro, ese otro que está a un lado y casi cayéndose del nunca bien ponderado sistema.

Bien se dice que “mientras haya vida, hay esperanza”, por lo tanto procuremos pensar que a veces la esperanza es ese margen de luz que queda para creer que los cambios son posibles…

(1) Ejemplos: Red Solidaria, Un Techo para mi País, Fundación CONIN (contra la desnutrición infantil) y tantas otras que tal vez no sean tan conocidas como así también muchas personas que desde el anonimato colaboran, se reúnen, se organizan y actúan buscando el bien común de nuestros niños…